El fin del País de Nunca Jamás
Te da
rabia tu orgullo herido
O tal vez esa sensación del río
Que nunca vuelve
De lo evitable y lo inevitable
Buscás respuestas en el viento
Y la noche callada te mira perpleja
Esperando un gesto, un indicio
Que le demuestre que seguís ahí
Rodando en tus pensamientos
Buscándole el por qué a todo.
De pronto, te encontrás
riéndote de vos misma
de tu ingenuidad, más bien infantil,
y descubrís que el País de Nunca Jamás
fue siempre una farsa,
pero dudás…
Quizá hoy sea más real que nunca…
O tal vez esa sensación del río
Que nunca vuelve
De lo evitable y lo inevitable
Buscás respuestas en el viento
Y la noche callada te mira perpleja
Esperando un gesto, un indicio
Que le demuestre que seguís ahí
Rodando en tus pensamientos
Buscándole el por qué a todo.
De pronto, te encontrás
riéndote de vos misma
de tu ingenuidad, más bien infantil,
y descubrís que el País de Nunca Jamás
fue siempre una farsa,
pero dudás…
Quizá hoy sea más real que nunca…
y como
mandamientos
tallados
en la eternidad, reza:
Nunca Jamás quieras alejarte de tu humanidad
Soltando tu instinto
Nunca Jamás escuches tu latir antes que tu voz
Nunca Jamás pienses que puede haber un “siempre”
Nunca Jamás pronuncies ese nombre
Que tan salvajemente
Te arrancó de tu niñez
Nunca Jamás quieras alejarte de tu humanidad
Soltando tu instinto
Nunca Jamás escuches tu latir antes que tu voz
Nunca Jamás pienses que puede haber un “siempre”
Nunca Jamás pronuncies ese nombre
Que tan salvajemente
Te arrancó de tu niñez
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