De encuentros




Dejarse llevar por el río

sentir la brisa tibia en el rostro

chicharras y pájaros cantando a lo lejos

en esta tarde que elegí soltarme,

para recordar que hay vida

para hacer memoria de cómo llegué hasta aquí

para amar mi historia y la del mundo...

Entonces, el río me susurra

y el viento me acaricia

Ambos me cuentan sus historias ancestrales

yo me dejo ir en sus relatos

y viajo con ellos hasta las entrañas de la tierra

hasta el centro de mi humanidad

y juntos lloramos de alegría

como viejos amigos

que se encuentran tras años de haberse abandonado

Comentarios

naio ha dicho que…
algo de lo que escribiste (que me gustó!) me remitió a juan L. Quizás esa experiencia de ser uno con el mundo, o con el río, y que esté bien así, pongo "Fui al río", juan L. abajo:


FUI AL RÍO...

Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.

Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

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