La Sembradora




Sembrar, contemplando en el interior el misterio de la vida. Sembrar los sueños. Regarlos con alegría. Regarlos con fuerza para que nuestras entrañas latan, de manera que esas semillas crezcan y den sus frutos. Transitar el camino con aciertos, errores, aprendizajes, dudas, luchas. Compartir ese trashumar con amigos que, casi sin quererlo, se transforman en hermanos. Esperar la cosecha. Cosechar la espera. Finalmente, la semilla, ronda bailada, germina en el encuentro y canta la renacencia. Y así, entre siembra y siembra, danzamos la vida…

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